El sector del agroturismo como puente hacia la esencia rural de Mallorca: el ejemplo de Son Guardiola
Mallorca y las Islas Baleares han sido a lo largo de los siglos un sitio de paso de innumerables culturas y civilizaciones. Lo ha sido principalmente gracias a su estratégica ubicación en el Mar Mediterráneo, lo que le ha otorgado un papel protagonista en numerosas rutas comerciales que unían la Península ibérica con el norte de África, sur de Francia o Italia, por sólo poner unos ejemplos.
Este fluido intercambio comercial, unido a la insularidad, ha tenido una influencia decisiva en algunas de las razas ganaderas autóctonas del archipiélago. Sin ir más lejos, la oveja blanca mallorquina, el grupo ovino más extenso de toda Baleares, es una raza que viene de una raíz común al área insular mediterránea, compartiendo rasgos comunes con las razas corsa, sarda y siciliana, que estuvieron muy relacionadas entre sí debido al comercio.
En todo caso, el papel de razas ganaderas como la oveja blanca mallorquina no se limita a un ámbito puramente histórico o económico, sino también etnográfico o cultural. Antiguamente la ganadería no era simplemente una forma de ganarse la vida, sino sobre todo de subsistencia. Cada familia solía tener las cabezas de ganado suficientes como para ser lo más autosuficientes posible y, en el caso de esta raza ovina, su uso más significativo radicaba en la producción de carne, muy apreciada en la gastronomía de Mallorca dada su gran calidad.
La ovella blanca mallorquina tuvo un papel muy protagonista porque era una raza que mostraba gran fortaleza, comía pasto y se adaptaba muy bien al entorno, siendo capaz de aprovechar vegetación espontánea, rastrojos e incluso hojas de almendros, muy extendidos por toda la isla. Con el paso del tiempo, la ganadería ha perdido peso en el tejido social y productivo de Mallorca, que ha girado hacia el sector servicios, aunque esa esencia rural sigue muy presente por el interior de la isla.
El sector del agroturismo en Mallorca es, en ese sentido, un puente perfecto entre ese carácter rural y auténtico, aún muy presente sobre todo en el interior, y la necesaria apuesta por una oferta de alojamientos de calidad, con buenas prestaciones, con la que satisfacer a los turistas que visitan la isla. Es el caso del agroturismo Son Guardiola, una finca con una envidiable ubicación muy cerca de la playa de Es Trenc y Ses Covetes, dos de los símbolos de Mallorca, que cuenta con unos excelentes apartamentos, con instalaciones comunes muy cuidadas y una magnífica piscina con solarium en donde relajarte.
Son Guardiola no es sólo eso, ya que también cuenta con una explotación agrícola y ganadera, cuestiones ligadas al mundo del agroturismo y que los convierten en propuestas únicas dentro de Mallorca. El visitante puede observar y aprender con un rebaño de ovejas blancas mallorquinas o disfrutar de los productos estacionales que obtienen de su huerta, un toque personal con la que se sirve una selecta cocina mallorquina dos veces a la semana, con recetas típicamente locales. Una propuesta auténtica para seducir al visitante a través de sus sentidos. MÁS INFORMACIÓN